Skip to content
Home » El monstruo del espejo (2006), ensayo

El monstruo del espejo (2006), ensayo

Zaragoza, Certeza Editorial

Fragmento

Capítulo I. «Los malos humos de los buenos ratos»

La última cruzada de Indiana Jones no será contra el nazismo como asegura Steven Spielberg: el hombre, angustiado por la limpieza de sus pulmones (algo que suena a limpieza de sangre) ha decidido aguarle el humo al que fuma. Ya al poco de traerlo de América en el mismo siglo XVI, el jurisconsulto Francisco de Torreblanca escribió en su obra Iuris spiritualis que el tabaco «homines dementat et termulentos reddit», es decir, «hace a los hombres locos y peligrosos». Uno apostaría algo a que Torreblanca era un nostálgico del Cid y se pasaba el día con las manos a la cabeza lamentándose eso de «adónde vamos a llegar» y añorando «cualquiera tiempo pasado», es decir, la divertida Edad Media que, como escribió el optimista de Jorge Manrique, siempre «fue mejor». Tiempo después, el catedrático de Medicina Cristóbal Hayo, le daría la réplica con su sesudo «Las excelencias y maravillosas propiedades del tabaco conforme gravísimas autoridades y grandes experimentos, agora nuevamente sacados a la luz para consuelo del género humano», tratado que nos llena de regocijo por aquello del «consuelo» que siempre se agradece…

Que «lo que no mata, engorda», es sabido; pero lo que no sabe uno bien es por qué ese empecinamiento en salvarnos de las autoridades. Y si no, ahí están los libros de historia y los resultados de la Ley Seca en los Estados Unidos o la prohibición del chocolate (por afrodisíaco) en tantos conventos en 1799. Con salvedades, claro: los políticos norteamericanos se hacían traer el whisky en valija diplomática y en las Escuelas Pías se disculpaba su ingesta a los mayores de sesenta años, es decir, a los priores. En fin, los jefes siempre con su obstinada defensa de la ley, mayormente la del Embudo… Daniel Defoe en su Robinson Crusoe, cuenta cómo su náufrago experimenta con diferentes cultivos hasta encontrar la planta del tabaco. Pues bien, todos los fumadores somos hoy Robinson disfrutando de un pitillo en los cuartos de baño, cosas de esta sociedad que tanto vela por su prójimo. Stéphane Mallarmé escribió: «Queda el alma resumida / cuando lentos exhalamos / los lentos anillos de humo / que dentro de otro expiramos». Y asimiló vida a cigarrillo; alma a humo en el humo. Uno piensa que pronto comenzarán campañas contra el stress, el tráfico, la contaminación, la comida basura e incluso los pantalones ajustados que minan la fertilidad de Occidente, tan paliducho. Que lo del tabaco sólo es el principio. Y, por lo pronto, ya está haciendo acopio de botellas de vino.

Carta del menú

El monstruo del espejo es una colección de postales y retratos (en ocasiones, caricaturas) que a veces mueven a risa; a veces, a indignación, sobre el hombre y el tiempo que le ha tocado vivir. Por sus páginas se dilatan los paraísos terrenales y artificiales, pero también los infiernos urbanos y sus demonios. Contemplándolos, un corro de juglares jocosos o tristes que se saben impotentes pero que no renuncian a agitar el cascabel. Dividido en tres partes dedicadas a los vicios, las musas y los escritores, El monstruo quiere ser ese retrato de Dorian Gray que contempla a su modelo y que en vez de quedarse quieto prefiere reírse de él y aguantar las ganas de estrangularle, que ya se sabe que los monstruos no se andan con chiquitas.

El monstruo del espejo es una antología de textos del autor aparecidos en medios como Heraldo de Aragón, la revista Trébede, el diario ABC, Turia, la revista Barataria, La Voz, Actualidad Tabaquera, Trípala-Trápala…; junto a otra veintena de escritos nuevos arrancados de la percepción irónica o irritada de la realidad. El Monstruo es, claro, el escritor que corre tras el canapé, pero también el lector que sonríe mientras asienta el culo en el sofá para contemplar un bombardeo e incluso el presidente americano que tararea patidifuso «Old Mac Donald had a farm, ia-ia-o», mientras le comunican la tragedia que él mismo ordenó.

El monstruo del espejo es un menú nutritivo o indigesto, según los gustos, de treinta platos a disposición del lector.

He aquí algunos:

PRIMER PLATO
«Los malos humos de los buenos ratos»; «El Siglo de las Luces Fundidas»; «Perros arrimados a árboles (genealógicos)»; «Por qué los cerdos dicen oink»; «El principado americano o así»; «Nacidos para frenar»; «Carros y carreteras nacionales»; «Nosotros somos los bárbaros»; «Las tierras invisibles»; «Rebeldes y de culo gordo»…

SEGUNDO PLATO
«El oficio de escribir»; «Escritores güelfos pero gibelinos»; «Sueños y soñados»; «Poesía musical céltica»; «Recursos estilísticos»; «Y sin embargo se escribe»; «La humana poesía de un dios»; «La antigüedad como novedad de la poesía contemporánea»…  Bon apetit.

Reseñas

El monstruo del espejo es una recopilación de artículos y relatos en los que el autor muestra su opinión sobre los nacionalismos, cuestiones de política internacional como la Guerra de Irak, o el panorama cultural. He aquí un libro donde el autor «se moja»…

Pilar Longares, Crónica de Valdejalón

…Un libro verdadero y valiente sobre la actualidad y la literatura…

Gregorio Lizalde, Ámbito Cultural

…Aprieta el calor y salgo de viaje con Quevedo, Cervantes, Verón, Vilas y Mosteo. Un placer, vaya. Buena gente y hermosas páginas…

Miguel Ángel Yusta, La Columna

…Confieso que no lo he leído y sólo lo he ojeado, pero el libro tiene unas pintas de lo más entretenidas…

Miguel Mena, La Ser

…Gracia Mosteo, como habría escrito García Hortelano, pasa por un gran momento… El monstruo del espejo es un volumen miscelánea donde hay artículos de opinión, reflexiones literarias y, sobre todo, retratos…

Artes y Letras

…Un libro de postales literarias, retratos y caricaturas, dividido en tres partes: la primera, descriptiva y transgresora, busca ensalzar los pequeños vicios cotidianos como el vino, el tabaco o el café desde una perspectiva inconformista y transgresora; la segunda parte, critica con socarronería a que viven a la sombra del poder; y la tercera, hace una serie de retratos…

Juan Luis Saldaña, Heraldo de Aragón

…Un libro divertido y ameno…

El Corte Inglés, Zaragoza

«El monstruo del espejo», por Juan Luis Saldaña

El monstruo del espejo es un libro de postales literarias en el que, según señala el autor, aparecen «retratos y caricaturas» del tiempo que nos ha tocado vivir. El libro se divide en tres partes. La primera es descriptiva y busca ensalzar los pequeños vicios cotidianos de la vida como el vino, el tabaco o el café, desde una perspectiva inconformista y transgresora: «Sin vicios, no se es humano», llega a decir el autor. En la segunda, se critica con socarronería a los escritores que viven a la sombra del poder con capítulos que llevan títulos como «La Real Academia de la Delincuencia» o «Y sin embargo se escribe». En la tercera, finalmente, el autor elogia a algunos escritores rebeldes como Vilas y Petisme, que han sido, tal y como titula, «Expulsados de las academias por publicar odas obscenas», recordando el verso de Ginsberg. El monstruo del espejo emula las Cartas marruecas de José Cadalso o los artículos de Mariano José de Larra, que destacaron por sus críticas a la parte más acomodada de la sociedad. En definitiva, El monstruo del espejo «soy yo antes de afeitarme, pero también ustedes», declara el autor.

Juan Luis Saldaña, 2006
Heraldo de Aragón