Zaragoza, Zócalo Editorial
Fragmento
…Me llamo Elena, Elena Oliván, y mañana seré colgada de una soga hasta morir en la ciudadela… Mi delito: haber amado a dos hombres. Hace poco, muy poco, ni siquiera los conocía. Tampoco los oscuros sueños de muerte y redención que albergaban sus casi adolescentes cabezas. Hace poco, muy poco, les hubiera escupido a la cara. Les hubiera entregado. Ahora, mataría por su locura. Mataría por ellos. He perdido mi hacienda, mi posición. He perdido el viento que baja de las montañas; la luz de las estrellas en la noche; el tintinear de las esquilas en los prados. He perdido mi libertad. Todo lo que durante siglos construyeron mis mayores. Todo. Todo a cambio de una celda, un agujero en la roca y la compañía de las ratas y los ciempiés. Todo por culpa (aunque debería decir gracias a) un corruptor de frailes novicios y expresidiario de las cárceles portuguesas y de un extranjero cuyo nombre apenas si sé pronunciar. ¿Soy una ingenua? Es posible. Pero por primera vez en mi vida no tengo miedo. Incluso mataría. Quedan dos o tres horas para que amanezca y necesito hablar, contarle a alguien tanta vida y tanta muerte que me queman. No es que tema a la muerte. No. Lo he dicho. Mis piernas no temblarían en el patíbulo. Pero sí a su espera. Sí a la ansiedad. ¿Por qué estás tú encerrada?…
Reseñas
…La novela parte de un hecho singular ocurrido en el siglo XIX: dos escritores, Edgar Allan Poe y José Espronceda, desaparecieron durante los años 1827 a 1829...
Luisa Pueyo, Diario del Alto Aragón
…Comienza con una joven, Elena Oliván, —la dama cautiva— que espera presa en la Ciudadela de Jaca para ser ajusticiada. Ella misma explica el motivo…
Crónica del Jalón Medio
…Con estos mimbres y un poso de rebeldía Gracia Mosteo ha puesto en pie esta excelente novela corta, esta estupenda superchería literaria, muy bien escrita...
Javier Goñi, El País
…Un libro que es una novela de acción y espionaje y amor loco […] con una narración ágil y grandes dosis de humor…
Mariano García, Heraldo de Aragón
…La novela tiene un arranque espectacular, cual un cantante que comenzara una romanza con un Re. El lector piensa entonces que va a ser imposible mantener ese crescendo pero, sorprendentemente, descubre que no decae y se ve enganchado en un argumento que le obliga a leer hasta terminarla de un tirón. Una buena novela…
Eduardo García Giménez, Onda Épila
…Una trama que participa de la ciencia ficción literaria (¿y si, efectivamente, Poe y Espronceda hubieran estado en Jaca en esa época?) y de la novela sentimental y de aventuras, conformando un texto en el que la trama engancha al lector…
Miguel Ángel Ordovás, El Periódico de Aragón
…Sin duda entretenimiento garantizado, con capítulos de acción frenética y otros que dibujan con limpios trazos el paisaje de una época […] con un lujo de registros que van de los duelos literarios a las escenas de prodigioso lirismo…
Antonio Losantos, Diario de Teruel
…Altamente recomendable para quienes gusten de la sutileza del lenguaje y quieran realizar un gozoso paseo literario…
F. Javier Aguirre, Delta 45
…[Que] ha recorrido la geografía aragonesa de Norte Sur, desde Jaca, tierra de la protagonista en cuyo ayuntamiento se presentó hasta la Feria del Libro de Teruel…
Fernando Carnicero, La Voz del Ojuelo
…Cuarto puesto de los libros más vendidos en Aragón en julio de 2000…
El Periódico de Aragón
…Una novela que grita libertad…
Crónica del Jalón Medio
…Pero, ¿quién es este Gracia Mosteo que me dice Fernando Sánchez Dragó que no me puedo perder su dama cautiva?…
Antonio Ruiz Vega, crimental.com
…Una brillante obra…
Joaquín Carbonell, El Periódico
…Una novela que despertó por sí sola la atención de la crítica, que destacó la calidad de su juego literario…
Jesús Bregante, Diccionario ESPASA de Literatura Española
…El autor logra una narración realmente grata de leer con unos sucesos que pueden ser historia, leyenda o pura ficción, pero que en cualquier caso componen una novela simpática y en definitiva una historia de amores apasionados, pues no son sólo Angelón y los poetas Poe y Espronceda los que se enamoran intensamente, sino que también Elena Oliván cae presa en las redes de Cupido y llega hasta matar por amor. Para más detalles, así como para conocer la fuente de la leyenda como son las cartas del Obispo de Jaca a Chapalangarra, que dan visos de realidad a la ficción, recomiendo leer la novela, cosa que puede hacerse en una tarde o durante un corto viaje…
Avempace, www.ciao.es
«Dulce sueño de la ficción», por Javier Goñi
Vivieron ambos escritores, Espronceda, el español, y Poe, el americano, una misma época turbulenta, romántica, tocados ambos por un mismo anhelo, ese byroniano grito de libertad, que se desangró en una playa griega. El uno, el español, participó en todas las intentonas liberales que pudo, por ver si conseguía, con la pluma o con la espada, vencer al rey Fernando VII, absolutista, déspota y antes deseado. Y el otro, el americano, acaso se embarcó en dirección a Europa para morir, como Byron, por la libertad de Grecia. Del uno, del español, uno de sus estudiosos, el profesor Leonardo Romero Tobar, encontraba, al prologar sus poemas («con cien cañones por banda…» y tantos otros), «zonas oscuras de la vida privada y pública de Espronceda». Del otro, del americano, Julio Cortázar, que tradujo sus cuentos en inolvidable edición, escribió que entre 1827 y 1829 «se abre en su vida un paréntesis que los biógrafos entusiastas llenarían más tarde con fabulosos viajes a ultramar y experiencias novelescas…».
Lo cierto es que, al parecer, ambos desaparecieron en esos últimos años de la década de los veinte del siglo XIX y bien pudieron encontrarse, por qué no, en Marsella y conocer allí a una joven aragonesa, a una valerosa doncella del Pirineo, Elena de nombre, y tras ella fueron a enamorarla, o enamorarse, a competir por ella o a conseguirla. Lo cierto es que un escritor aragonés, José Luis Gracia Mosteo (Calatorao, Zaragoza, 1957), embriagado por el dulce sueño de la ficción imaginó que ambos escritores, Poe y Espronceda, acabaron, en esa zona oscura de sus biografías, en una remota aldea del Pirineo cortejando a la misma dama, una aldeana a la que desasnaron y enamoraron, y a la que, al final, enseñaron a bordar byronianamente el sacrosanto nombre de la libertad, y acabó, como una anticipada mariana pineda de oscuro acento altoaragonés, matando y muriendo por un ideal, por un amor o por un beso compartido, el del americano y el del español.
Con estos mimbres y un poso de rebeldía Gracia Mosteo ha puesto en pie esta excelente novela corta, esta estupenda superchería literaria, muy bien escrita, que, sin embargo, hubiera exigido, por parte del autor, una mayor ambición literaria. Que cada uno es dueño de sus distancias, eso nadie se lo discute, pero también el lector, al probar el brebaje, exige. Existe en esta novelita —una muy grata sorpresa de un autor para mí desconocido, y una prueba más de que, para los lectores, las sorpresas están ahí, aguardándoles— una desproporcionada atención a la dama en cuestión, la dama cautiva que espera el amanecer de su ejecución y le cuenta a una puta, prisionera por otras culpas, cómo ha llegado hasta allí, por matar, sin ser una asesina, por amar, sin ser correspondida, y por abrazar, eso sí, la bandera de la libertad que, a la postre, acaba convirtiéndose en su sudario. Existe, pienso, una desproporcionada atención a la dama de ficción respecto al papel desempeñado por esas dos palabras mayores de la literatura que son don José de Espronceda y Edgar Allan Poe, que tienen, en verdad, muy poco papel activo, que no pasivo, pues harán, con sus presencias, de aquella aldeana de montaña, una heroína de las que bordaban la bandera de la libertad.
Es como si José Luis Gracia Mosteo, al final, una vez desenterrado el enigma (unas líneas en las azarosas y oscuras biografías de los dos escritores, que él manipula a su antojo y apela a legajos encontrados recientemente que le justifiquen), una vez dado ese valiente paso de sentir la embriaguez del dulce sueño de la ficción, se hubiera achantado un poco con melindres de aprendiz de brujo. Creo que le ha faltado un poco más de ambición para hacer de Poe y de Espronceda dos personajes de ficción de esta muy recomendable novela, y que estos le hubieran dado más perfilado pie a esa dama cautiva de Jaca, que tan bien ha sabido dibujar en poco más de un centenar de páginas.
Javier Goñi, 2000
Babelia, El País