Madrid, Éride Ediciones
Segundo libro más vendido de la sección «Crítica literaria de poesía» de Amazon.es (noviembre-diciembre de 2021)
En 1896, muy a finales del XIX, Rubén Darío publicó Los raros, un libro donde hablaba de 19 poetas peculiares, extraños y esquinados. Ahí estaban Paul Verlaine, precursor de los simbolistas franceses; Leconte de Lisle, maestro de los parnasianos; el torturado Villiers de l´Isle-Adam con sus Cuentos crueles y su estilo desigual; la pornógrafa Rachilde, admirada por Jules Barbey d´Aurevilly, la cual defendió el amor homosexual y el legado de Oscar Wilde desde la revista el Mercure de France que editaba; el pretendido conde de Lautremont, decadentista y precursor del surrealismo con su culto al mal en Los cantos de Maldoror donde elogia el sadomasoquismo, el asesinato y la obscenidad; Edgar Allan Poe, creador del relato detectivesco, narrador del misterio e inspirado dipsómano; Henrik Ibsen, fustigador de la hipocresía y las convenciones sociales con sus dramas desafiantes; José Martí, revolucionario y precursor del modernismo; Eduardo Dubus, Eugenio de Castro, Camille Mauclair, Paul Adam, Fra Domenico Cavalca, Laurent Tailhade y otros.
Treinta y cinco años después, ya en el XX, exactamente 1928, Gerardo Diego publicó una antología de poemas malos titulada Tontología. Fue en el último número de Lola, que era el suplemento de la revista Carmen. Allí recogía poemas horrendos de Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Federico García Lorca, Pedro Salinas, Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Rafael Alberti y él mismo, con su composición «El epitalamio de los faroles», entre otras. Allí se rescatan bodrios como estos bochornosos versos de Rafael Alberti: «¡Al sur, / de donde soy yo, / donde nací yo, / no tú!», auténtica mamarrachada a la que solo le falta decir: «Tururú».
Este XXI, queremos añadir un nuevo cometa a la constelación de antologías, con una cata de poetas vivos con sus obras más representativas; un termómetro para medir la temperatura de la poesía en el tránsito del XX al XXI. Este comienzo de milenio, queremos auscultar a consagrados, emergentes y casi desconocidos para examinar la evolución de la lírica, incluidas la poesía en prosa y la prosa poética; por ello hemos querido titular el libro como aquel de Philip K. Dick: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, para contar lo que fue y en lo que se está convirtiendo.
Reseñas
…Es su don y su libertad. El profesor, poeta, narrador y ensayista José Luis Gracia Mosteo se pone la libertad por montera y con autenticidad y quizás con alguna teatralidad, canta las verdades al barquero, es decir, dice lo que piensa y lo que siente con energía. Es su modo de ser y de leer. Publica ahora un libro llamado a suscitar comentarios y debates, ¿Sueñan los poetas con versos eléctricos? (Editorial Éride) donde analiza a seis grupos o corrientes: «Últimos clásicos, posmodernos, raros, nuevos realistas, extraviados e instapoetas». A través de la lectura, con argumentación y desinhibición, analiza a treinta poetas españoles, siendo muy crítico con los jóvenes, pero también con el tono de un diálogo muy ameno…
Artes y Letras, Heraldo de Aragón
…No sé cómo calificar este apasionante relato poético que acabo de leer, debido a la infinita erudición de José Luis Gracia Mosteo, titulado ¿Sueñan los poetas con versos eléctricos? La estrafalaria evolución de la poesía del XX al XXI, quien da un repaso a la poesía de los últimos años, en el devenir de un siglo pródigo en buenos poetas (XX) a otro en el que escasea la buena lírica (XXI), salvo algunas excepciones. No es una antología poética; no es un sesudo ensayo sobre poesía y poetas; no es un estudio lingüístico al uso; pero sí tiene de todo un poco, aunque aliñado con esa retranca aragonesa (que tenía también el maestro Lázaro Carreter) y un bagaje cultural que me ha llenado de admiración, por la sabiduría que acumula y por su enfrentamiento con la corriente políticamente correcta que nos va a hacer un poco más imbéciles (calificación médica: «retraso mental moderado»), de lo que ya nos está convirtiendo un siglo oscuro en lo intelectual, pobre en lo lírico y cuya religión es la mediocridad. El autor me reconcilia con esa buena pléyade de escritores–críticos que tanto escasean. Me ha descubierto poetas y he comprobado que coincidimos, por ejemplo, en la admiración por Luis Alberto de Cuenca, para mí el más grande de esta época (en todos los sentidos: lírico y humano) y en nuestra perplejidad porque alguien como García Montero se considere buen poeta y tenga el eco (poítico) que ha tenido su como se llame. En fin, una obra imprescindible y llena de sinceridad, ironía y su poco de sarcasmo…
Fernando Vilches, Diario La Razón
….Interviniendo el título con el que Philip K. Dick firmó su libro más famoso (y en cuyo texto se basa el guion de Blade Runner), el poeta y ensayista José Luis Gracia Mosteo (Calatorao, Zaragoza, 1957) ha analizado un generoso ramillete de poetas a los que distribuye en seis categorías: Los últimos clásicos, los posmodernos, los raros, los nuevos realistas, los extraviados y los instapoetas, haciendo un recorrido de las últimas décadas del devenir de la poesía española en la que el saldo general es decadente si este adjetivo no conservase algo de la dignidad de las ruinas. Rectifiquemos, es decepcionante, cuando no doloroso. Desde Luis Alberto de Cuenca («un conservador civilizado como Borges», un «hombre que sabe cantar con brillantez») a Luis García Montero (cuya poesía «muestra la confusión de la lírica entre los dos milenios y el rumbo errático en el que anda»), pasando por Manuel Vilas («Alguien tendría que decirle a este autoproclamado rey Vilas que va desnudo»), Marta Agudo, Julio Llamazares o Antonio Beneyto, entre las decenas que son convocados. El resultado, un texto valiente, vehemente y con tanta retranca que parece que se dispara al pasar cada página, ¿Sueñan los poetas con versos eléctricos? La estrafalaria evolución de la poesía del XX al XXI?…
Esther Peñas, Revista Solidaridad
…Noche con José Luis Gracia Mosteo. Imposible aburrirse. El más provocador, heterodoxo e inclasificable de nuestros escritores. Sus libros nunca te dejan indiferente, y éste tampoco. Yo estoy en desacuerdo con lo que dice muchas veces, pero siempre reconozco brillantez e inteligencia a sus argumentaciones. Y, desde luego, nunca escribe de oídas. Sabe muy bien de lo que habla. Y aunque discrepes, te quitas el sombrero y dices: «No estoy de acuerdo, pero chapeau»…
José Luis Melero, Facebook
…Es difícil, muy difícil, en algo más de ciento cincuenta páginas, condensar un ensayo sobre poesía, tan tupido y fascinante. No me quito el sombrero porque soy calvo y corro el riesgo de enfriarme pero, o he leído cosas muy malas o tú eres muy bueno. He disfrutado de lo lindo con tu sapiencia y tu buen oficio. En los seis capítulos en los que has fragmentado el libro nos haces ir saltando de rapapolvo en rapapolvo, la mayoría de las veces muy justificados y merecidos, para esos poetas blandos, hijos del «comme il faut». Y te intuyo con un suspiro interminable de satisfacción tras poner el punto y final de esta inesperada (o esperada) carnicería poética. Has sido lo suficientemente valiente para moverle la columna al mismísimo Simón del desierto para ver cómo caía como fruta trasnochada más que madura. Para todos hay una buena ración de palos de la que unos pocos se la llevan en la riñonera. Los peor parados son los instapoetas; a ellos les reservaba una buena tanda de derechazos y algún certero gancho en los higadillos. Terminas, a modo de epílogo, con las siete plagas de la poesía (aunque al final son diez) con las que también he disfrutado sobremanera. Mi ignorancia, bastante elevada en estos territorios, no es óbice para que muchos de mis pensamientos ocultos, más por prudencia que por cobardía, coincidan plenamente con estas plagas mosteicas…
Manuel Micheto, Blog
…La poesía española está al borde del colapso, nos dice el ensayo de José Luis Gracia Mosteo ¿Sueñan los poetas con versos eléctricos?, a causa de la falta de criterio y la ingente publicación de poemarios. He aquí un trabajo diferente sobre la lírica de hoy…
Lapoesíaalcanza.com, Argentina
…He aquí un francotirador de las letras con una insólita puntería; […] un provocador pertinaz; un ejercicio de decantación y síntesis espectacular; un libro escrito con brillantez e inteligencia y sin afectación alguna, pero con la autoridad de quien ha leído y escrito poesía toda al vida […] He aquí un libro valiente, con buena prosa y conocimiento de causa; un libro que no dejará indiferente a nadie…
Juan Villalba, Diario de Teruel
…He estado en algunas presentaciones literarias (casi un millar, que las tengo contabilizadas) y nunca escuché unas críticas tan sinceras y políticamente incorrectas como las que esta tarde han salido de la boca del gran José Luis Gracia Mosteo al presentar su libro ¿Sueñan los poetas con versos eléctricos? Ya llevo 40 páginas y no defrauda en absoluto. Muy recomendable para conocer la visión menos clientelar posible respecto a nuestros poetas contemporáneos…
José Luis Orós, Exdirector de Ámbito Cultural de Zaragoza
…¿Sueñan los poetas con versos eléctricos? analiza y critica la lírica actual y la derivada de las redes sociales. Es un libro que se situó muy bien en las ventas en Amazon y ha sido reseñado por doquier; el libro de un francotirador literario…
Antón Castro, Heraldo de Aragón
…No es un libro al uso. Está muy bien el «riesgo» que asume el autor poniendo en su lugar la poesía que se hace en la actualidad…
Vicente Argumánez, poeta
…José Luis Gracia Mosteo quería despertar al público y a los autores cuando publicó ¿Sueñan los poetas con versos eléctricos? […] de una situación que comenzó cuando se «abrió las puertas a que cualquiera pudiera lanzar su propio poemario» según el número de seguidores, un problema que existe, en parte, por los nuevos métodos de lectura y los hábitos de consumo que la sociedad ha acogido en los últimos años […] En todo caso, pese a la mala situación que, según el autor, atraviesa el género de la poesía, Gracia Mosteo conserva una esperanza mínima de que la situación mejore…
Sergio H. Valgañón, El Periódico de Aragón
…Un libro muy interesante que nos descubre la poesía de hoy…
Onda Cero
…Despido este siete de enero con la lectura de un libro que me ha parecido muy interesante y que se engloba dentro de lo que viene a ser la crítica literaria. Y me refiero al ensayo Sueñan los poetas con versos eléctricos?, publicado por Éride Ediciones y que yo adquirí a través de Amazon. Igualmente se puede encontrar en Casa del Libro y otros sitios online o físicos similares. En este caso concreto, solo está disponible el formato de tapa blanda. Un total de 160 páginas. Su lanzamiento es de fecha 1 de octubre de 2021. Es decir, es una obra muy reciente, con no más de tres meses de vida en una categoría cuyos destinatario no es el lector común sino más bien, las personas que se adentran en el mundo de la poesía, escritores o no, y quieren entender su evolución en el paso del siglo XX al XXI. Y comentaba que me ha parecido interesante porque realmente ha respondido a lo que yo buscaba en el momento de la compra, que era tener una idea más completa y digamos real, de cómo ha evolucionado la poesía, en un momento personal en el que me sentía algo perdido, falto de referencias.
El autor es licenciado en Filosofía y Letras y Máster en Escritura Creativa. Escritor de un buen número de novelas, poesía y ensayos, y crítico literario en diversos medios de prensa y web (Heraldo de Aragón, Turia, República Ibérica de las letras y TodoLiteratura.es). Me parece un libro valiente sobre todo en una época que nos ha tocado vivir donde es fácil caer en lo políticamente correcto. La afilada pluma del crítico literario sabe arrancar ese discurso acomodado e ir, en mi humilde opinión, desnudando algunas certezas de esa evolución, con un lenguaje erudito, irónico, desenfadado en ocasiones, pero siempre directo y sincero. Y las más, nos regala una argumentación llena de citas y referencias literarias valiosas. En su libro el autor divide el núcleo de autores en «categorías» que define en un inicial glosario para posteriormente, dentro de está clasificación, seleccionar los que en su opinión representan mejor cada movimiento, amén de describirlos y razonar el por qué de esta elección. Y finalmente, deja abierto al propio lector, que extraiga sus propias conclusiones al acabar las últimas páginas del libro, sobre el estado actual de la poesía….
J. Carreres, Poesía para vivir (Blog)
…Se trata de un ensayo singular y distinto, además de provocador, sobre la poesía actual que no deja a nadie indiferente…
Cadena Ser
¿Sueñan los poetas con versos eléctricos?, según José Luis Melero
Gracia Mosteo es el más HETERODOXO, LIBREPENSADOR, ICONOCLASTA, IRREVERENTE, FRANCOTIRADOR, VEHEMENTE Y CONTRACULTURAL de todos nuestros escritores hoy. Y digo «nuestros», porque es aragonés ejerciente, aragonés hasta las cachas, en la mejor tradición de los heterodoxos, librepensadores, iconoclastas, irreverentes, etc., que siempre ha dado Aragón: desde Miguel Servet y Miguel de Molinos a Goya y Buñuel; desde Costa y Sender a Tomás Seral y Casas y Miguel Labordeta; desde Chomón y Maenza a Antonio Artero y Carlos Saura; desde Lagunas y el grupo Pórtico a Antonio Saura y Manuel Viola. Todos heterodoxos y nacidos fuera del sistema, como Mosteo. Otra cosa es que el sistema los haya subsumido, más pronto que tarde, o en ocasiones más tarde que pronto, pero en su ADN estaba siempre la rebelión, el surrealismo o la heterodoxia, algo consustancial al ser de tantos aragoneses.
Pero Mosteo no es como ellos. Mosteo es único, es muy especial, es inclasificable. Es un heterodoxo con corbata, profesor y hombre de orden (más o menos), capaz a la vez de dar clases en un colegio y de escribir el Blues de los bajos fondos; capaz de gustar a las señoras, pero de ser a la vez un buen esposo y un buen padre de familia; capaz a la vez de escribir de Luis Alberto de Cuenca, de José Luis García Martín o de Julio Llamazares, que de uno que ha conocido en Facebook como Sergio Mayor o de uno que aún no conoce como Julio Asencio. Esto último está al alcance de muy pocos, porque todos quieren escribir de los famosos y cimentar sus carreras sobre ellos, pero muy pocos están dispuestos a perder el tiempo con escritores desconocidos que a nadie interesan y que casi nadie lee. Será más fácil meter una reseña en un suplemento escribiendo sobre Villena o Benítez Ariza (y será mejor para ganar sus favores), que haciéndolo sobre Francisco Julio Donoso o José Joaquín Blasco. Pero eso a Mosteo le da igual. Y en este libro concilia los grandes nombres con los desconocidos. Esto no lo hace casi nadie. Esta generosidad no la tiene casi nadie.
Por no hablar de su pasión por lo aragonés, algo que tampoco cotiza al alza en la bolsa de la literatura. Esto también lo define muy bien y lo diferencia de casi todos. Mosteo hace lo que le viene en gana y lo mismo escribe de García Montero que de nuestro querido Miguel Ángel Yusta, porque no tiene prejuicios, ni tiene que dar explicaciones de por qué lo hace, ni juega a conseguir influencias, ni a lamer el culo de los poderosos. Lo aragonés lo lleva en el corazón y por ello escribe de sus amigos aragoneses. Y al que le parezca bien, bien; y al que no, que le ponga cintas. De los 24 autores que estudia en el libro con hondura (a los instapoetas los cita, pero no los analiza, porque para qué perder el tiempo), incluido el propio Mosteo, lo que no deja de ser una humorada más, 12 son aragoneses. La mitad.
Esto está muy unido a su forma de entender la vida y la crítica literaria. Mosteo no es en este libro (ni en ninguno de los anteriores) débil con los fuertes y fuerte con los débiles. Eso le horrorizaría. Y, sin embargo, todos vemos cómo eso es una práctica habitual todos los días. Mosteo trata de ser justo y de decir lo que piensa. Razonándolo, por supuesto. Y en este libro habla muy bien de gentes muy poco o nada importantes y, sin embargo, les arrea de lo lindo a escritores muy influyentes, caso de García Montero, lo que le cerrará sin duda algunas puertas. De momento, las del Cervantes. Mosteo habla mal, por ejemplo, de la poesía de Joaquín Sabina y bien de la de Francisco López Serrano, lo que sería una pésima estrategia para todos aquellos que buscan colocarse o lograr padrinos poderosos. Pero a Mosteo, en su condición de francotirador, todo eso le da igual. Dice y escribe lo que quiere, con total libertad. Como siempre han hecho los aragoneses heterodoxos. Veamos, por encima, algo de lo que dice de García Montero (páginas 126 y 127), de lo que disiento, pues a mí me parece un gran poeta.
El libro lo estructura en seis apartados: «Los últimos clásicos», entre los que, junto a Luis Alberto de Cuenca, Julio Llamazares o Luis Antonio de Villena, habla de nuestro Antón Castro y un casi desconocido como José Luis Morales; «los posmodernos», con tres aragoneses como Vilas, Alfredo Saldaña y Luisa Miñana; «los raros», con alguna agradable sorpresa como la de Francisco Julio Donoso; «los nuevos realistas», con homenajes a nuestros queridos Alfredo Castellón y Ángel Guinda, a los que hace compartir epígrafe con dos conocidísimos Benítez Ariza y García Martín, y un desconocidísimo Julio Asencio; «los extraviados», el más surrealista de sus capítulos, en el que se estudia a sí mismo y al propio lector, junto a Miguel Ángel Yusta o Luis García Montero; y finalmente «los instapoetas», los poetas de las redes, a los que les atiza sin piedad (página 141). Termina el libro con un apéndice hilarante sobre las siete, o las diez, plagas de la poesía: el tono, las maneras (página 147), el fingimiento (página 148), la frecuencia (página 149), la caridad, la inmortalidad, el carguito (página 152), las recopilaciones, la virtualidad y la ignorancia.
Me gustaría recalcar las cinco virtudes principales que a mi entender tiene este libro: la limpieza y belleza de su prosa; su cultura literaria; la capacidad de análisis de Mosteo, es decir, su inteligente lectura de los libros; su valentía; y su sentido del humor. La prosa de Mosteo es magnífica. Veamos por ejemplo cómo define a Luis Alberto de Cuenca (página 25). Su cultura literaria impregna todo el libro. Veamos cómo caracteriza a Llamazares (página 31); y qué poema elige de José Luis Morales de su libro Gracias por su visita (página 34), que ganó el Premio Antonio Machado en Baeza. Su capacidad de análisis es apabullante. Habla por ejemplo de otros tres poetas no incluidos en el libro y los caracteriza así: (página 63). Lo de su valentía lo hemos dicho ya al principio. No se casa con nadie y les arrea a los más poderosos, a diferencia de lo que suele ser frecuente. Lo que hace con algunos libros de Manuel Vilas (no con todos, pues muchos libros de Vilas le gustan) es también muy demostrativo de esto (página 51). Yo aquí, una vez más, no estoy de acuerdo con Mosteo, pues Vilas me parece un escritor magnífico, pero para gustos están los colores. Por fin, su extraordinario sentido del humor, su retranca incomparable, nos hace leer el libro casi siempre con una sonrisa. La anécdota con Alberti en el Ateneo es gloriosa (página 123). Otro ejemplo está al hablar de los poetas milenials (página 141) y las ganas de coger el taxi de García Montero para escapar.
El título del libro, ¿Sueñan los poetas con versos eléctricos?, es una adaptación del ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, una novela corta de ciencia ficción del subgénero ciberpunk del autor Philip Kindred Dick, publicada en 1968. Fue adaptada libremente por Ridley Scott para la película Blade Runner, de 1982. El subtítulo creo que explica mejor el libro: La estrafalaria evolución de la poesía del XX al XXI. El propio título, pintoresco y algo disparatado, es también muy propio de Mosteo (lo experimentó ya en Treinta motivos para reencarnarse en mosquito, otro título raro), porque Mosteo hasta titulando ha de ser distinto y original. Aunque yo tengo que decirle que soy más de otros títulos suyos como El rock de la dulce Jane o La pierna ortopédica de Rimbaud.
Este libro de Mosteo ha sido el segundo ensayo más recomendado por Amazon —ahora el quinto— durante muchos días, y le va a dar a su autor y a sus lectores (menos a García Montero, desde luego) muchas satisfacciones. Yo se lo recomiendo encarecidamente. Pocas veces verán un ejemplo de crítica libre tan ejemplar como éste. Estén de acuerdo con él o no, que eso es en este caso lo de menos. Lo de más, es el debate intelectual que suscita en el lector y que no dejará a nadie indiferente. Larga vida a Mosteo, larga vida a la gran literatura.
José Luis Melero